El FC Barcelona se ha clasificado para jugar la final de la Copa de la Reina. Da igual cuando leas esto.
Las dos frases del párrafo anterior son una broma que seguro que alguien ha hecho ya en redes sociales, pero que tienen una base real. En efecto, el FC Barcelona se clasificó ayer para su séptima final de Copa de la Reina, tras arrasar al Sevilla FC. La primera final la disputó en 2011, lo que significa que en siete de las diez últimas ediciones coperas ha estado presente en el último encuentro de la competición.
Siete finales en diez años para el FC Barcelona
Mucho han cambiado las cosas para el quipo culé en la última década. Cuando alcanzó su primera final, en la temporada 2010-2011, era un equipo que estaba a punto de empezar a dominar, con permiso del Atlético de Madrid, el fútbol femenino español. Sin embargo, apenas había destacado aún. De hecho, el FC Barcelona había absorbido la estructura del Club Femení Barcelona tan solo ocho años antes y, desde entonces, había jugado tres temporadas en segunda división y en cinco ocasiones ni siquiera se había clasificado para la Copa. Su presencia en el partido culminante de la competición en 2011 y su victoria supusieron, por tanto, una pequeña sorpresa.
El caso es que esa primera victoria copera (segunda en realidad, porque el Club Femení Barcelona había ganado una Copa en 1994 que el FC Barcelona considera suya) destapó la caja de los truenos y fue la antesala del periodo de tiranía que aún dura. Durante el mismo el club blaugrana no ha bajado del segundo puesto en liga y ha levantado la Copa de la Reina cinco veces. En el caso del torneo del KO, solo una de las seis veces que ha llegado a la final no ha obtenido la victoria.


Finales sufridas
No todas las finales han sido iguales para el FC Barcelona. La más triste fue la que perdió en 2016. En ese partido fue derrotado por 3-2 por un Atlético de Madrid que se postuló desde entonces como su rival más fuerte. La edición de 2014 fue la segunda más disputada. Aquel año el Athletic Club consiguió llegar a la prórroga con empate a cero y durante el tiempo extra logró contrarrestar con un gol de Nekane otro de Alexia. En la tanda de penaltis el Athletic metió cuatro y obligó a las catalanas a alcanzar la perfección y a materializar sus cinco disparos para alzarse con el título.
Por otro lado, en la final de 2018 y en la ya comentada de 2011 el Barcelona se impuso por la mínima. En ambas las blaugranas sudaron de lo lindo. En la de 2011 doblegaron al Espanyol en la prórroga merced a un gol de Olga García en el minuto 108. La catalana presumiblemente jugará la próxima final con su actual equipo, la EDF Logroño, que se clasificó el pasado miércoles. En 2018 la incertidumbre fue mayor, si cabe, y el Barça solo consiguió que su rival, el Atlético en ese caso, hincara la rodilla en el tiempo añadido de la segunda parte de la prórroga. En esa ocasión fue Mariona Caldentey la que materializó el tanto de la victoria cuando la colegiada ya se llevaba el silbato a la boca para dar por terminado el choque.
Finales menos disputadas
Por suerte para la salud de los aficionados barcelonistas, su club también sabe ganar finales sin sufrir tanto. De hecho, en las ediciones de 2013 y 2017 sus rivales acabaron con cuatro goles en su casillero. En 2017 fue el Atlético de Madrid, su némesis en los últimos años, el que perdió por 4-1. Alexia Putellas, Aitana Bonmatí y Jenni Hermoso por partida doble fueron las que pusieron la guinda a un gran encuentro del Barcelona. En 2013, por su parte, las culés doblegaron al Prainsa Zaragoza por 4-0. Alexia Putellas, como no, volvió a marcar uno de los goles.


Nuevo capítulo por escribir en la Copa de la Reina
Aún no se sabe con exactitud cuándo se disputará la final de la actual edición de la Copa de la Reina. Sí se sabe que tendrá lugar en Málaga en febrero de 2021. Esta vez será la EDF Logroño la que se enfrente al FC Barcelona. En él ánimo de las riojanas está, seguro, emular al Atlético en la final de 2016. Las culés, por su parte, irán a la Costa del Sol con la idea de que el conjunto logroñés entre en el club de los equipos a los que han goleado en las finales. Las espadas están por todo lo alto, aunque habrá que esperar varios meses para saber quién se lleva el gato al agua.