Lo “Real” es que están aquí. Ya guste más, ya guste menos. Sean más las críticas que los halagos. Supongo que, como cualquier otro equipo grande, es lo que se veía venir, se esperaba, pero no por ello me parece menos injusto.
Entiendo en parte a algunas críticas, aquellas que hubieran querido que no fuera una escena agónica la vivida en la que el Real Madrid se subiera al tren del fútbol femenino con el último aviso ya sonando en la estación, con los vagones cargados de equipos ya en marcha y andando. El caso es que todos, de alguna manera, gritábamos; “¡Rápido, venga, vamos, súbete!”. Lo hacíamos cuando se criticaba que un club como el Real Madrid no tuviera sección femenina. Lo hacían aquellos madridistas que deseaban tener a su equipo de mujeres también jugando. Quienes seguimos y amamos el fútbol femenino sabíamos que, además, era cuestión de tiempo.
Y justo cuando pasa, cuando llega el momento, cuando suben al tren, cuando se anuncia que habrá un Real Madrid femenino, criticamos aquello que pedíamos o que decíamos que era lo deseable.
Bueno, llegaron. No hay más discusión posible y esta crítica constante no es nada constructiva.
Sé que muchos dicen que no es en sí al equipo, sino a las formas, pero olvidan que el objetivo con el que se creó el Tacón era el de poder ser el futuro Real Madrid Femenino. También olvidan que la forma es algo similar a la que ya realizaron otros equipos para tener a sus jugadoras de fútbol. Quizás no llegando directamente a Primera División, pero sí absorbiendo otros equipos.
Esperábamos la crítica en fútbol femenino desde hace tiempo. Es el precio de crecer en interés. Cuanto menos somos, menos posibilidades de discusión. Y hemos ido viendo estos años que el ambiente en el mundo de las redes sociales, tan dadas a escupir cuanto uno piensa sin pensar en nada más, se ha ido contagiando de una afición poco deseable: los que las critican por ser mujeres jugando al fútbol, los que critican al Barça porque meta demasiados goles, los que critican al Atlético de Madrid porque consideran que no han hecho los deberes del todo bien, los que critican la forma física de las jugadoras del Betis… y los que critican ahora que haya un Real Madrid. Ellos ya están aquí también. Tendremos que aprender a hacer oídos sordos a esto que no hace más que enturbiar nuestro fútbol. No nos convirtamos en ellos.
La afición del Real Madrid que gustaba del fútbol femenino tenía derecho a tener un equipo a quien animar. Los niños y niñas que seguían al club blanco, tienen derecho a tener referentes femeninos en su propio equipo. Las niñas que hoy empiezan a jugar al fútbol y que quieren continuar haciéndolo, las que lo harán, tienen derecho a soñar con el ser el futuro de ese Real Madrid.
Y de esas ilusiones habla “Un sueño real”. Y lo hace sin despreciar a ningún otro equipo femenino. ¿Por qué lo hacemos los demás?
Vamos todos en este tren del que hablábamos. Disfrutemos el camino y exijamos todos tanto a nuestros equipos como exigimos a los demás.
¡Feliz 2021!