Que el fútbol femenino en España está en un proceso de crecimiento profesional es algo obvio, mal les pese a los haters. Dos años llevamos viendo un aumento del nivel de interés de los equipos por mejorar y reforzar sus plantillas para que sean más competitivas.
La reestructuración de los grupos en Reto Iberdrola también ha propiciado un mejor nivel en esta división. Hace que el salto cualitativo no sea tan grueso. Ahora hay retroalimentación, además, entre Reto y Primera. E interés en jugadoras extranjeras por llegar a nuestra liga. Aunque nos quedan flecos que pulir para no desperdiciar talento joven de casa, de ese que se nos escapa porque no ve mejor salida a su situación.
Y esta mejor situación de los equipos, junto a la frescura y ganas de demostrar que no vienen porque casualmente ha tocado, lleva dos años dándonos gratas sorpresas a los seguidores de esta liga.
Al todopoderoso Barça, que se antoja casi intratable, se unen un total de dieciocho equipos en una carrera tremenda por hacerse con alguno de esos primeros puestos que dan paso al tren de Europa. También a encontrar el hueco necesario a base de puntos que pueda alejarlos de los cuatro puestos de la parte baja de la tabla. Esos que resultarán el infierno para quiénes menos sumen: el descenso.
Ya el año pasado el Dépor demostró que el llegar nuevo no significa mirar a la parte baja de la tabla. Que un equipo ganador es, a menudo, más que un conjunto de “estrellas”, hay factores más allá de esto.
Y este año vienen arreando fuerte y queriendo demostrar lo mismo Eibar y Santa Teresa Badajoz.
Verdad que son dos jornadas las que llevamos y que queda mucha liga, pero la tabla clasificatoria deja perplejo a más de uno que no esperaba que los que veían perfectos candidatos al descenso, hayan sabido plantarles caras a algunos de los equipos consolidados como fuertes en la competición o de los mejor reforzados.
Eibar y Santa Teresa, dos equipos con ganas de reivindicarse, de demostrar que no es casualidad su llegada a Primera.
En el caso del Eibar, por tener que lidiar con los filiales y ese hándicap que parece de cara a la galería que no se pelea por un primer puesto, sino que se puede llegar desde uno menos “válido”. Están aquí porque así lo han luchado.
Para el Santa Teresa, es quitarse esa espinita del descenso de hace dos temporadas. El Santa es de Primera, y así lo demuestran en su vuelta a segunda.
Equipos muy arropados por su afición. Aguerridos en su campo y sin miedos como visitantes. Capaces de mirar de tú a tú a cualquiera que se enfrente a ellas o de poner una sonrisa traviesa a quienes creían en su valía y no menospreciaban su empeño y su capacidad.
Las “recién llegadas” han venido a poner énfasis en el hecho de que esta liga se está poniendo muy interesante: David contra Goliat.