Se acaba. Parecía que no lo haría cuando empezó la competición. Ya íbamos tarde en el inicio, algunas más que otras por cuestiones internas. Pero la liga empezó para el fútbol femenino español.
Ha sido un año de tremendos cambios y contratiempos. Los que ha dado, como para todos, la situación en que nos encontramos con la pandemia a causa del coronavirus, como plato entrante ; y la que ha traído el acuerdo (esperemos que sea el definitivo) para la profesionalización del fútbol de primera división jugado por mujeres en nuestro país.
Una temporada en la que vamos a llorar cuatro descensos, pero celebraremos tres equipos que jugarán Champions.
Una temporada complicada para Reto que finaliza con mayor presencia de la mitad norte en la élite del futfem: bienvenidos, Villarreal y Alavés.
Una temporada en la que muchos no hemos podido aplaudir en el campo a nuestros equipos, a quienes hemos seguido incansables, celebrando, maldiciendo, comentando por WhatsApp (bendita app que nos permite estar juntos en la distancia sin agobios) y tratando por todos los medios de hacerles llegar nuestro aliento.
Una temporada diferente, inusual, con sus más y sus menos… Pero superada.
Empieza ahora el tiempo de las despedidas para empezar y los regalitos de ilusión en forma de firmas. Empieza el tiempo en que algunos equipos se desmantelan y otros solo refuerzan su engranaje.
Nos queda poco. ¡Aguantad, familia! Que si nosotros estamos aquí es porque es puro sentimiento.
Que jueguen donde juegan, que lo hagan en la categoría que lo hagan. Y que nos hagan disfrutar cada vez más del fútbol femenino en España.