En Afganistán el fútbol femenino vuelve a no tener cabida con los talibanes en el poder. Esto ha provocado que la selección femenina de fútbol juvenil de Afganistán huya a Pakistán. Las jugadoras y sus familiares corren grave peligro y ésta ha sido la única opción para intentar mantener su libertad y sus derechos. La pesadilla vivida durante 1996-2001, cuando los talibanes estuvieron en el poder, parece volver a repetirse. Y, de nuevo, las más afectadas vuelven a ser las mujeres y sus derechos.
Huir para seguir con vida
El miedo se ha apropiado de la sociedad afgana, principalmente de las mujeres que temen revivir el horror pasado en la época de 1996-2001. Con los talibanes en el poder los derechos de las mujeres quedan relegados, y entre ellos, se encuentra la prohibición de la práctica de deportes como el fútbol. Situación inaceptable a la cual, la selección femenina de fútbol juvenil de Afganistán sólo ha podido responder huyendo.
Pese a las dificultades para cruzar la frontera, finalmente veintidós jugadoras y cincuenta y siete familiares consiguieron cruzar el paso fronterizo de Torkham por vía terrestre. Instalándose posteriormente en Lahore, donde permanecerán treinta días hasta solicitar asilo en un país europeo. Estas futbolistas habían permanecido encerradas y ocultas por miedo, hasta conseguir el visado para residir en Pakistán. Visados que lograron gracias a la organización benéfica ‘Fútbol por la paz’. Cabe mencionar, que según el medio de comunicación The independent, las jugadoras ya le habían solicitado al primer ministro Imran Khan el ingreso urgente en Pakistán por escrito.
El primer ministro de información de Pakistán, Fawad Hussain, daba así la bienvenida a las futbolistas a través de su cuenta oficial de Twitter. Mencionando además, que las mismas habían sido recibidas por Nouman Nadeem, de la Federación de Fútbol de Pakistán.
Khalida Popal, emblema de Afganistán en la lucha por el fútbol femenino
Khalida Popal activista afgana y excapitana de la selección absoluta de Afganistán, sufre por la situación que atraviesa el país. Siempre ha luchado por los derechos de las mujeres, principalmente por la representación de las mismas en el deporte. Pero el horror de ver a los talibanes de nuevo en el poder, la ha llevado a pedir a las jugadoras que borren su identidad de las redes sociales por seguridad. Incluso que quemen la camiseta de la selección nacional, si es necesario. Palabras llenas de miedo, puesto que teme por la vida de la futbolistas.
Jugadoras de la selección absoluta que partieron a Australia, apenas días después de la llegada a Kabul de los talibanes. Seguidas ahora por las jugadoras de la selección femenina de fútbol juvenil. Huir parece que es la única solución a esta pesadilla.
Diferente gobierno, mismos ideales
En la etapa de 1996-2001, con los talibanes en el poder, ya se prohibió a las mujeres la práctica deportiva. El nuevo gobierno talibán que ocupa actualmente el poder en Afganistán, declaró ser diferente al anterior. Un gobierno formado íntegramente por fundamentalistas, sin ninguna representación femenina. Que promete ser diferente, pero parte con los mismos ideales afectando a los derechos de las mujeres.
Ahmadullah Wasiq, subjefe de la comisión cultural de los talibanes, declaró recientemente que el Islam y el Emirato Islámico no permiten que las mujeres practiquen deportes en los que estén expuestas. Declaración que confirma que nada ha cambiado con respecto al gobierno anterior. Y como esta, muchas prohibiciones afectan a una sociedad afgana que sueña con poder cruzar la frontera en busca de libertad y oportunidades. Esta situación deja a las futbolistas afganas y a las deportistas con un futuro incierto por descubrir.