Anteriormente he hablado del tan ansiado Primer Convenio Colectivo para el Fútbol Femenino. Pero como todo en la vida, tiene sus pros y sus contras. Uno de esos contras ha generado especial malestar entre jugadoras, sindicatos y ciertos clubes de la Liga Iberdrola.
Me refiero, ni más ni menos, que a la famosa Lista de Compensación (artículo 20 del convenio). Esta establece las cantidades económicas que un club ESPAÑOL debe pagar a otro por los derechos de formación de las futbolistas sub-23 que terminan contrato. Hago hincapié en la nacionalidad de los clubes, ya que los extranjeros están exentos de pagar dichas cantidades. Cantidades que van desde los 10.000 euros hasta los 500.000.
Esta Lista de Compensación también existe en el convenio del fútbol masculino. Uno que ha sido clave para la redacción del convenio en el fútbol femenino. No obstantes, todas y todos sabemos que el presupuesto que maneja un club femenino no es el mismo que uno masculino. Tengan o no secciones masculinas que los respalden.
¿Cuál es el problema que surge aquí? Que los clubes nacionales no pueden hacerse con los servicios de las jugadoras menores de 23 años que acaban contrato con su club. Mientras, los extranjeros sí. Y, lamentablemente, esto ha provocado una “fuga de cerebros” en la Liga Iberdrola. Los ejemplos más claros son Ona Batlle y Damaris Egurrola, quienes han fichado este verano por Manchester United Femenino y Everton, respectivamente.
A este problema se le suma que hay jugadoras que seguirán en su club actual casi por obligación (al menos un año más), al no querer salir de España. O porque el club de destino no quiera o no pueda pagar la cuantía que debe de pagar por dichos derechos de formación.
En teoría, la cuantificación del “derecho de formación” debe ser estipulada a través de una negociación entre el club y la/el futbolista. Sin embargo, en este caso, ha sido una decisión unilateral del club de origen. Y esto ha provocado que se opte por cantidades desproporcionadas en relación con los costes reales de formación de muchas de las jugadoras.
Y, por si fuera poco, el convenio femenino no recoge lo que se conoce en el fútbol masculino como Mecanismo de Solidaridad, por el cual el equipo que recibe la cuantía correspondiente a los derechos de formación debe repartir el 5% a cada club que haya participado en la formación del jugador. De forma proporcional a los años que haya pasado en dicho club. Este hecho consigue paliar los gastos de formación en los equipos más humildes y animarlos a que sigan apostando por ellos desde pequeños. Cosa que en el femenino no se lleva a cabo.
La triste conclusión que sacamos de todo esto es que grandísimas jugadoras como las mencionadas anteriormente, están optando por salir del país y, por lo tanto, el nivel de la Liga Iberdrola está bajando. No sabemos hasta qué punto esta medida que recoge el convenio del fútbol femenino seguirá vigente o sin ningún cambio, pero debe ser revisada cuanto antes para poder acercarla a la realidad de nuestro fútbol femenino, antes de que sea demasiado tarde.