Decía un labriego curtido en mil cosechas que tenía la mejor burra de carga del mundo entero, pero si te acercabas a ella para verla de cerca, te soltaba un garrotazo que te arreglaba el día y la noche al mismo tiempo. Un día que el labriego dormía una cogorza, se acercó un vecino a la burra y, al verla, resultó que no tenía siquiera dientes…. lo que comentado en la taberna causó asombro y después chanzas. Utilizando este pequeño cuento para que sirva de base de mi relato, convertiré la Liga Iberdrola en burra y en labriego, a quien la vende. Hasta los ciegos saben que el hecho de no ver no impide que exista una realidad palpable más allá de sus malogrados ojos.
Cuando una competición como la Liga Iberdrola, que pretende ser referente y una de las mejores del mundo, da como válido y plausible el hecho de que un equipo se pasee jornada tras jornada a ritmo de goleada, o que muchos equipos pasen penurias para subsistir económica y deportivamente, o que no exista paridad en los banquillos respetablemente remunerada o que no sea profesional aunque si profesionalizada, pues es así que difícilmente se pueda creer que esta burra tenga dientes.
Estamos instalados en la creencia de que decir lo que pasa perjudica al fútbol practicado por mujeres, cuando no es así. Lo que no funciona, hay que denunciarlo para que se corrija o se haga mejor y es así, de esta forma, como se pueden conseguir avances en nuestro deporte. Todos y todas estamos obligados a remar en la misma dirección, en aquella en la que sean las jugadoras las únicas protagonistas y que lo sean sintiendo el respaldo y el apoyo de todos los que de alguna manera tomamos parte en este deporte, nuestro deporte.
Pasada la cogorza, paseaba el labriego por el pueblo notando en la cara de sus vecinos una sonrisa burlona que le causó mucha extrañeza. Cansado ya de tanta burla preguntó a un vecino el por qué de tal comportamiento. A lo que este le contestó: «Vecino, no porque escondas la mordida de tu burra conseguirás hacerla fuerte, por eso, no vendas más la burra a base de garrotazos y procura ponerle dientes».