Definitivamente, hay gente vive en un mundo paralelo al nuestro. Es así. Comprobado. El Rayo Vallecano Femenino, un equipo de la primera división -la liga Primera Iberdrola- viene arrastrando una situación dramática hace ya tiempo. Una situación que, en lugar de verse resuelta en mayor o menor medida, se agrava según avanzan los días, las semanas y los meses.
Es evidente que hay quien no las valora como deportistas profesionales y como trabajadoras de un club. Pero ya no es tanto la falta de reconocimiento, sino lo que es peor, una actitud que roza el desprecio. Es así o no se entiende cada uno de los capítulos que venimos viendo y conociendo los aficionados al fútbol femenino.
Decíamos que hay quien no parece vivir en el mismo mundo que la gran mayoría de los que seguimos la liga Primera Iberdrola. Lo malo es que nos encontremos en esta dimensión paralela, en este mundo al revés, a la persona que más debe velar por la valía de sus jugadoras, al propio presidente de su club.
Dos días llevamos leyendo artículos «desaparecidos» misteriosamente, respuestas al mismo artículo, declaraciones de presidentes, médicos, aficionados, jugadores y representantes. Un tiovivo, oiga. No se merece este circo el Rayo.
Declaraba Martín Presa, presidente del club vallecano, que «su apuesta por el femenino es firme». Decía esto y otras muchas afirmaciones que sonrojan a cualquiera que sepa de qué va todo esto. Y a mí se me viene mi abuela (las abuelas son sabias) cuando me decía aquello de “mucho te quiero, perrito, pero pan poquito”. Pues lo mismo. En sentido literal y en sentido figurado. Les vale el refrán como lo quieran leer.
No es posible que alguien diga tomarse en serio una sección a la que no respeta lo acordado. Una sección que no puede entrenar como deben hacerlo deportistas de primera división, del más alto escalafón deportivo en su disciplina. Aquella sección del club que más alegrías ha dado a su grada en la consecución de trofeos. Que no puede empezar a jugar la competición porque no han entrenado. Que si no han entrenado porque no tenían equipo hecho. Y que si no tenían equipo porque el tema de los fichajes ha sido lo más estrambótico del mundo.
Esa sección a la que se premia con un bocata de pan seco y cuatro lonchitas de fiambre después de jugar un partido. Porque este «póngame cuarto y mitad de choped» ha sido ya la gota que colmó el vaso. Y lo malo es que cuando todos nos quedamos con cara de pasmo, quien debiera responder y dar una explicación lógica y convincente nos sale con acusaciones. Pero es que no hay explicación ni excusa posible.
La situación del Rayo Vallecano nos duele a todos, desde fuera, no quiero imaginarme cómo deben sentirse ellas ante esta tomadura de pelo.
Tras la gran tormenta llegó un comunicado escrito por las jugadoras del primer equipo femenino y compartido por sus compañeros del masculino. Después una solicitud de reunión urgente desde AFE con el presidente de la entidad deportiva a cuenta de que explique la situación de las jugadoras y el incumplimiento de varios puntos acordados en el Convenio. Ese que da vueltas y vueltas y que algunos se toman como papel mojado.
Y ellas, las jugadoras y el conjunto del equipo del Rayo Vallecano femenino, con más dignidad que nadie en ese campo, harán suyo de nuevo el lema de “Valentía, coraje y nobleza». De eso no hay duda. A alguno estos días se les debería “añugar” el famoso el bocadillo.