Arranca la competición. Los equipos se han empleado durante estos difíciles meses muy duro en prepararse para el inicio de una Liga Iberdrola diferente. Con sus más y sus menos, unas han jugado partidillos a equipo partido. Algunas han jugado amistosos. Otras, han disputado trofeos que les han puesto de algún modo en juego. Y las hay que no han podido hacer nada porque directamente no había equipo, ni contratos, ni nada de nada … por circunstancias que a todos se nos antojan inexplicables (desde aquí todo mi apoyo para ellas y quienes se han visto perjudicados en esta “historia para no dormir”).
Pero sí, ya ha vuelto a rodar el balón oficialmente. Ya han vuelto los marcadores a contar goles que valen puntos. Y hemos vuelto a ver público en las gradas, aunque no en todas.
Es una temporada dura para las jugadoras y los clubes. Pero también lo es para la afición a quienes nos va a ser difícil saber de ellas tal y como lo hacíamos antes.
Las circunstancias, mandan. Y se precisa limitar el aforo en aquellos escenarios en los que se deje entrar al público para ver los partidos. No éramos muchos, vale… Pero ahora vamos a ser menos y es lógico. Cada club, cada equipo, cada delegación, decide, con sus circunstancias qué hacer respecto al público, y tal y como ocurrió en cuanto a la forma de realizar entrenamientos y la pretemporada, cada uno de los dieciocho equipos de esta liga Primera Iberdrola (lo mismo para los que componen los grupos de Reto Iberdrola y Primera Nacional) ofrece indicaciones diferentes para asistir, o no, como público a los encuentros. La afición de unos equipos están más de enhorabuena que otros.
Será una temporada dura para quienes disfrutamos de verlas en el campo, es obvio. Ya no tanto por no poder animar desde la grada, que también, sino porque la guerra sobre los derechos televisivos continúa hoy abierta y nos pone más difícil aún seguirlas visualmente.
Nos quedan las redes, nos queda la radio, nos quedan los medios digitales especializados en fútbol femenino, y nos queda la generosidad de algún cómplice entre el público que, móvil en mano, comparte de forma desinteresada con quienes nos quedamos en casa, un trocito de su tiempo y espacio para que disfrutemos por unos minutos.
Volvemos al fútbol romántico, el de retransmisiones a viva voz y la búsqueda de noticias, aunque de un modo más actualizado.
Nos cargamos de paciencia, de responsabilidad y de comprensión ante una situación que se escapa a nuestro control. Es lo que toca. Si se puede animar desde la grada, bienvenido sea y suerte a quien puede disfrutarlo. Si no se puede, porque así se decide, por seguridad, animaremos desde casa a golpe de tuit. Pero hagamos que se nos oiga, que se nos sienta y que sepan que estemos donde estemos, seguimos estando con ellas.