La selección española ha puesto velocidad de crucero camino de la cita mundialista que se celebrará en Australia y Nueva Zelanda, mostrándose intratable en su último encuentro frente a la selección escocesa.
Si hablamos de competiciones internacionales de este calibre, nuestra memoria esférica nos traslada al año 1970, año en que Pelé jugó su último mundial en México, y año en el que se disputó el primer mundial de fútbol femenino, de carácter no oficial.
El primero de la historia, en Italia
Hay que destacar que fue en el país Transalpino donde se creó la Federación Internacional Europea de Fútbol Femenino, la FIEFF.
Esta surgió como un proyecto de unos empresarios italianos que apostaron por el fútbol femenino, con la intención de mostrar a nivel internacional todo el potencial que podía tener este deporte.
La FIEFF, que no tenía el reconocimiento oficial de la FIFA, fue la que organizó el torneo, que se denominó por motivos publicitarios Martini Rosso Cup.
Participaron ocho selecciones divididas en dos grupos. Un primer grupo denominado Grupo Sur, con los equipos de Suiza, Austria, Italia y México. Un segundo grupo, denominado Grupo norte, donde se incluían las selecciones de Inglaterra, Dinamarca, Checoslovaquia, y Alemania Occidental.
Debido a problemas burocráticos con los visados, la selección de Checoslovaquia no pudo viajar para disputar esta copa mundial.
Infinidad de anécdotas en el Mundial
La selección de México, que realizó el viaje mas largo para competir en este torneo, se encontró con un sinfín de dificultades, que hicieron que su experiencia internacional fuera toda una aventura.
Era la primera vez que se desplazaban en avión y se hospedaron en un seminario eclesiástico por falta de fondos.
Debido a las normas del seminario, tenían que evitar cruzarse con los seminaristas, cosa que hacía la estancia un poco complicada. Los entrenamientos de la selección, por ejemplo, eran a horas muy tempraneras para evitar ocasionar molestias.
En el desfile oficial del torneo, la selección mexicana tuvo que utilizar una bandera italiana retocada para que se asemejara a su estandarte, puesto que no trajeron ninguna bandera de México.
Si hablamos de la selección alemana, estuvo formada por las jugadoras del equipo SC Bad Neunahr, que fue creado en el año 1969, y que tuvo que lidiar con innumerables dificultades. Cabe recordar que en el país teutónico el fútbol femenino estuvo prohibido por la Federación Alemana de Fútbol (DFB), hasta el año 1970.
Italia también tuvo problemas con su propia Federación y no pudo convocar a sus mejores jugadoras. Suiza, con idénticas dificultades, tampoco pudo alinear a sus mejores componentes.
Las polémicas arbitrales
Precisamente Italia y Suiza fueron las protagonistas de un partido que estuvo marcado por el desacertado criterio del colegiado. Un gol legal marcado por Suiza al inicio del partido fue anulado, e incluso prohibió que el equipo helvético pudiera hacer cambios, eludiendo errores en la convocatoria.
Suiza reclamó formalmente la invalidez del resultado, pero de nada sirvió, e Italia siguió adelante en el torneo, llegando a la gran final.
El 15 de julio de 1970 se disputó la final de este mundial en el Stadio Comunale de Turín. La asistencia fue de 40.000 aficionados que abarrotaron las gradas.
La selección anfitriona se midió al combinado danés, que tuvo que jugar con las camisetas del AC Milan. El día anterior al encuentro habían sufrido un robo en el hotel, y el equipo italiano les cedió las camisetas.
El resultado final fue de dos goles a cero a favor de Dinamarca, que se alzó con el torneo y abrió el camino hacia la profesionalización del fútbol en su país.
La siguiente edición de esta competición mundial se celebró en México. Tampoco se consiguió oficializar el mismo, pero el éxito del torneo se incrementó considerablemente.
Tanto el primer mundial celebrado en Italia como el de México, consiguieron una reacción social muy importante. Aquel fue el pistoletazo de salida para que fútbol femenino se adentrase por fin, en un plano internacional.