Una investigación dirigida por el profesor Rubén Maneiro, de la Universidad Pontificia de Salamanca, ha analizado varios partidos para dar el modelo de éxito en el juego del fútbol femenino. El estudio se centra en como funcionan los ataques del fútbol femenino. A partir de aquí han encontrado una fórmula para que los ataques sean más fructíferos.
Se trata de un estudio conjunto entre varias universidades españolas. A Rubén Maneiro le acompañan Iván Baragaño, Antonio Ardá, ambos de la Universidad de A Coruña, y José Losada, de la Universidad de Barcelona. Para este estudio, el equipo ha analizado 6.063 ataques. Los investigadores han analizado como atacaron las selecciones en las dos últimas edición del Mundial, Canadá 2015 y Francia 2019.
¿Cómo llegan los goles en el fútbol femenino?
De este estudio han sacado varios datos interesantes. Por ejemplo, solamente uno de cada diez ataques acaba con un tiro a puerta. Una estadística muy parecida a la del fútbol masculino. También se han fijado que solamente un dos por ciento de los ataques acaba en gol. Además la mayoría de remates de un partido llega en la segunda mitad. También se han fijado en la influencia que infunde el marcador. Según el estudio, se producen más remates cuando los dos equipos están empatados.
Entonces con estas estadísticas tan bajas ¿Cómo llegan los goles en el fútbol femenino? El estudio ha concordado que la mayoría de goles llegan por recuperaciones en el medio del campo. También por jugadas rápidas, en las que el balón solamente pasa por tres o cuatro jugadoras. El estudio ha hecho una comparativa con el fútbol masculino y ha observado una gran diferencia.
Ya que entre el sesenta y setenta por ciento de los goles en el masculino los hace el equipo que ha iniciado la posesión. Mientras que en el fútbol femenino, tiene más probabilidad de marcar aquel equipo que recupera el balón en medio del juego.
En base a este estudio, el equipo ha querido hacer una recomendación al cuerpo técnico de los equipos. Recomiendan basar su estilo de juego en uno más rápido, con presión a la salida de balón para facilitar las recuperaciones. Con ataques verticales y con intervención de pocas jugadoras. Este estilo de juego podría aumentar el éxito ofensivo un veintiún por ciento.
Curioso, jaja.